SAN SEBASTIÁN, 50 AÑOS DE PARROQUIA

SAN SEBASTIÁN, 50 AÑOS DE PARROQUIA
Lugar de oración, encuentro, proyectos, ilusiones...

domingo, 31 de marzo de 2013

MONUMENTO 2013, "AÑO DE LA FE".


AÑO DE LA FE

CREO EN EL ESPÍRITU SANTO, 
CREO EN LA VIDA ETERNA, 
CREO EN TU PALABRA,
 CREO EN EL SERVICIO, 
CREO EN LA IGLESIA,
 CREO EN EL AMOR, 
CREO EN TU LLAMADA...








MISA CRISMAL, JUEVES SANTO




VIERNES SANTO 


"MIRAD EL ÁRBOL DE LA CRUZ
DONDE ESTUVO CLAVADA
LA SALVACIÓN DEL MUNDO".

"VENID A ADORARLO".



LA GLORIA DE LA PASCUA

Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor
31 de marzo de 2013

“¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?”  Esa es la pregunta que la comunidad de los cristianos dirige en este día de Pascua a María Magdalena. Nosotros somos los que creen si haber visto. Por eso nos atrevemos a preguntar a los testigos de la primera hora qué es lo que han visto. En la mañana del aquel primer día de la semana. En la mañana de nuestra fe.
“¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!”. En ese grito gozoso de María Magdalena se concentra la fuerza de los versos de la secuencia que se proclama en la liturgia de hoy. El amor es más fuerte que la muerte y la esperanza verdadera no sucumbe cuando se agotan las ilusiones inmediatas. El Resucitado es la fuente de la vida. Y el sentido para la vida.
El himno pone todavía en boca de Magdalena una invitación que se dirige a todos los discípulos del Maestro: “Venid  a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua”. El ministerio de Jesús comenzó en Galilea. Y allí fue llamando a sus discípulos. Dispersados por el miedo, han de volver a los orígenes. Y recobrar el aliento de la llamada.

VER Y CREER

El amanecer del primer día de la semana  es evocado también en el evangelio que hoy se proclama (Jn 20, 1-9). En la experiencia del amor, siempre se recuerdan con gozo los momentos iniciales del encuentro. En la experiencia de la fe pascual, los cristianos volvemos con gratitud a aquel amanecer que siguió a la condena, a la muerte y a la sepultura de Jesús.
 El texto subraya la importancia de “ver”. Al llegar al sepulcro de Jesús, María Magdalena se espantó. Vio la losa del sepulcro del Señor. Pero en el primer momento no pudo ver al Señor que habían depositado en el sepulcro. De pronto sintió que le faltaba la referencia última al Señor al que había seguido por los caminos. El creer y el ver se unían en su recuerdo.
A falta del punto de apoyo que había encontrado en el Maestro de los discípulos, fue a buscarlo en los discípulos del Maestro. Si ella corrió a llamarlos, corriendo fueron ellos al sepulcro. Al llegar al sepulcro vacío, Pedro “vió” las vendas y el sudario con que había envuelto el cuerpo y la cabeza de Jesús, pero no se dice que creyera.
El discípulo amado entró también al sepulcro. Vio lo mismo que Pedro y comenzó a creer. Pedro no había hecho todavía su profesión de amor a su Maestro. Magdalena y el otro discípulo son recordado por su amor. Así pues, para creer en la resurrección no basta ver con los ojos. Es preciso que el amor nos acerque al misterio del Señor.

LA MUERTE EN TI NO MANDA

El relato evangélico termina con una observación importante: “Hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos”.
• Jesús había explicado a sus seguidores que tenía que ser condenado y que le darían muerte. Pero los discípulos guardaban en el corazón sus propias expectativas. Sus intereses personales no les permitían descubrir el misterio de su Maestro. Para que la fe surja en nuestra vida no basta con escuchar la palabra del Señor.
• Jesús había preguntado con frecuencia a sus discípulos si entendían su mensaje. Ellos solían responder afirmativamente. Pero el relato pascual nos revela que no es lo mismo entender la palabras del Maestro que aceptar  su entrega. El proceso de la fe pasa por hacer nuestra la vida y la suerte del Señor.
• Jesús había anunciado una y otra vez que, a los tres días de su muerte, había de resucitar de entre los muertos. Pero los suyos se preguntaban qué significaba eso de resucitar. Ni antes ni después estaban preparados para ellos. La culminación de la fe no se logra por las razones humanas. Es siempre un don de Dios y una sorpresa.
- Señor Jesús, “primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda. Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa”. Amén. ¡Aleluya!

José-Román Flecha Andrés





FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN A TODOS

PARROQUIA DE SAN SEBASTIÁN.







Pascua 2013


Un año más, y con la alegría de la Pascua, sed bienvenidos todos, cristianos de Villarrobledo, a este Encuentro de la mañana de Resurrección.
Todos los que formamos la Iglesia estamos viviendo el Año de la Fe que proclamó Benedicto XVI para invitarnos a fortalecer y afianzar las razones y las raíces de nuestra fe, regalo que cada día tenemos que agradecer a Dios y a todos los que colaboraron con su testimonio para que fuera posible.
Sólo desde la fe podemos entender y emocionarnos con los acontecimientos que revivimos en este Encuentro.


Sólo desde la fe podéis participar -con ilusión y esfuerzo- los miembros de las distintas cofradías y hermandades.
Sólo desde la fe podemos acercarnos, como María Magdalena, al sepulcro vacío y creer que Jesús está vivo, que ha resucitado.
Sólo desde la fe acogeremos los testimonios de otros creyentes y –como Juan- correremos por el mundo buscando las señales de que Jesús ayer, hoy y siempre tiene poder sobre la muerte. El discípulo amado no guarda para sí la Buena Noticia de que Jesús vive para siempre. Corre a comunicarla a quien más necesitaba oírla: María.


Evoco a continuación unas palabras de Paco Melero, en esta Semana Santa, la primera desde que nos dejó.
 Deseamos que ya esté compartiendo con Jesucristo su victoria sobre la muerte. Así escribía:


“Es triste la vida sin esperanza, un anochecer sin aurora, una muerte sin vida… Acompañamos a la Madre de Cristo que tan triste camina en busca del Hijo de sus entrañas. No podemos decirle ´¡no llores!´; es muy grande su dolor, pero sí debemos consolarla con la mayor Esperanza. Podríamos repetirle aquellas mismas palabras: ´No está muerto, está dormido´.
Su manto es negro, como es el dolor de su corazón; ha amanecido el tercer día de su Hijo crucificado. Los clavos que le clavan en la cruz han herido su corazón de Madre y ya no le quedan lágrimas para llorar; y,  como otra madre, busca y no encuentra.
Las que fueron al sepulcro le han dicho que allí no está; la losa está corrida, los soldados duermen y los sudarios están por el suelo … ¡CRISTO RESUCITADO! Ella corre los caminos, san Juan le acompaña y las luces de un nuevo sol le dejan ver la nueva vida… Al fin se encuentran. ¡Qué distinto este encuentro al de aquel de la calle de la Amargura!... Corre, ahora sí puede abrazarlo! Mientras las músicas cantan, deja descolgarse su manto de luto y deja lucir el más hermoso verde que tú vistes, también como testigo de una Esperanza”.


Con el recuerdo de este buen amigo  y creyente, mi mejor deseo para todos vosotros: 

                                                     Que cada día el Señor nos aumente la FE

                        

                                                                                D. Santiago Bermejo Martín

                                                                                       Párroco de San Sebastián



                                ¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!


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