SAN SEBASTIÁN, 50 AÑOS DE PARROQUIA

SAN SEBASTIÁN, 50 AÑOS DE PARROQUIA
Lugar de oración, encuentro, proyectos, ilusiones...

lunes, 19 de noviembre de 2012

PARA REFLEXIONAR...


Domingo XXIV del año 15. Septiembre. 2013
cuando todo está perdido: había que celebrar una fiesta
Compañía DE María / San Bartolomé
Tomás muro Ugalde

Ejercicio de agudeza visual para esta celebración
Descubre en menos de10 segundos cómo es el Dios de Jesús.

Lc 15, 4-7                       Lc 15, 8-9                       Lc 15,11-32

Un hombre                               una mujer                                 Un hombre
Cien ovejas                      diez dracmas                    Dos hijos
Pierde                             pierde                             hijo perdido
Las deja en el campo                 enciende una lámpara                sale corriendo
Va                                           barre la casa, busca                   se conmueve
Hasta que la encuentra               Hasta que la encuentra               hasta ver al hijo
Reúne a los amigos                    reúne a las amigas                     un banquete
¡Felicitadme!                            ¡Felicitadme!                           alegrarnos
He encontrado                       He encontrado                       He encontrado
Oveja perdida                         dracma perdida             hijo perdido


Tú eres el Dios que nos salva la luz que nos ilumina,
la mano que nos sostiene y el techo que nos cobija.
te damos gracias señor.

Oración
  • Dios Padre de misericordia, que dejas a las noventa y nueve ovejas y te vas a buscar a la oveja perdida.
  • Dios, Padre de misericordia que sales todos los días a los caminos de la vida para ver si volvemos tus hijos perdidos
Te damos gracias por tu bondad y te pedimos nos concedas la gracia disfrutar de tu misericordia, así como de ser misericordiosos con nuestros hermanos.
 Por Jesucristo nuestro Señor.





Lucas 15, 1-32
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: "Ése acoge a los pecadores y come con ellos."

Jesús les dijo esta parábola: "Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido."
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El Señor es mi pastor, nada me falta;
En madreras de hierba tierna, Él me hace reposar;
A las aguas del descanso me guía; mi alma reconforta.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El me guía por veredas de justicia, por amor de su nombre;
Aunque marche por valle de tinieblas, ningún mal temeré;
Junto a mí tu vara y tu cayado; ellos me confortan.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.

Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles:
¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido."
Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta."


Tú sabes bien lo que tengo, en mi barca no hay oro ni espada,
tan sólo redes y mi trabajo.
Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca: junto a Ti buscaré otro mar.



El hijo menor
Dijo Jesús: «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y él les repartió  la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. «Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba.
Y entrando en sí mismo, dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me  muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros. Y, levantándose, partió hacia su padre.

El Padre
«Estando todavía lejos el hijo menor, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas  sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron la fiesta.


El hijo mayor
 “Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano."El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: "Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca  me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo  cebado!"

         Había que celebrar una fiesta
«Pero él le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba  perdido, y ha sido hallado."

Homilía
01.    Algunas notas previas.
1.      Estas tres parábolas constituyen el evangelio del Evangelio, el núcleo central del mensaje de Jesús, del cristianismo.
Es un evangelio, la buena noticia, dicha de tres modos distintos. Son las tres parábolas de la misericordia.
2.      Estas tres parábolas están tejidas de infinidad de aspectos, actitudes y todos muy valiosos. Las hemos meditado y habremos de hacerlo mil veces en nuestra vida.
         Fijémonos hoy en el eje o esquema sobre el que están construidas las tres parábolas:
o   Alguien se pierde en la vida.
o   Un Dios que sufre hasta que encuentra lo perdido.
o   La fiesta, la alegría que causa el encuentro.

02.    cuando nos hemos perdido: Los números no son casuales.
  • En la primera parábola, el Pastor -el Buen Pastor- tenía cien ovejas. Cien representa a todo el pueblo: todo Israel.
  • En la segunda parábola aquella mujer tenía diez dracmas: diez era el número exigido para formar una sinagoga (digamos una iglesia, una parroquia, una congregación religiosa).
  • En la parábola del hijo pródigo: un padre tenía dos hijos. Dos fueron Caín y Abel: toda la descendencia de la humanidad.
         Nosotros podemos ser (¿somos?) esa oveja que ha marchado del redil del pueblo, de la familia, de “nosotros mismos”. Podemos ser ese dracma que se ha desgajado de la iglesia, de la vida eclesial o de la familia, o que hacemos nuestra vida por libre en la comunidad. Tal vez somos seres humanos alejados de la humanidad, de la convivencia.
         Quién sabe si estamos perdidos en la vida: nuestra psicología se halla descolocada, podemos andar descentrados afectivamente, quizás no sabemos dónde pisamos ideológicamente, sin un “redil cristiano” o religioso habitable, tal vez vivimos a descampado sin poder asumir nuestras limitaciones, nuestras situaciones familiares. Quizás hemos perdido la ilusión y la esperanza; tal vez estamos perdiendo la salud, las facultades
         Podemos tener la sensación de que todo “está perdido” y nos puede sobrevenir aquello de A Machado: “Cuando de nada nos sirve rezar”.

03.    Cuando y donde todo está perdido, está Dios.
         Hay situaciones en la vida en las que “tocamos fondo” y no podemos salir: física, moral, psíquicamente nos podemos ver hundidos. En esa profundidad está Dios. Y Dios nos conoce en esos bajos fondos.
Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. (Salmo 138)
Cuando todo está perdido, allí está Dios con nosotros. Y lo decisivo es que Dios esté con nosotros. Otras cuestiones eclesiásticas son de menor importancia.
El Dios de Jesús no se queda tan tranquilo ante nuestros hundimientos. Desciende hasta los infiernos para encontrarnos y rescatarnos. Esto es lo que significa que Jesús descendió a los infiernos, es decir: hasta las profundidades de la condición humana.
La actitud más genuina del Dios de Jesús es salir a buscar lo que estaba perdido.
No estamos muy acostumbrados a estas cosas en el catolicismo. Las actitudes han sido y son otras: de condenas eclesiásticas, castigos, excomuniones, descalificaciones, heterodoxias, etc.
Humanamente cuanto más íntimo es algo que se pierde o que perdemos, mayor es el sufrimiento. Cuando nos perdemos, sufrimos nosotros, sufren quienes conviven con nosotros; y sufre Dios. Por eso Dios sale disparado al encuentro de la oveja, del dracma, de su hijo (s) perdidoso (s). La actitud cristiana es salir al encuentro, buscar, acoger al que está sufriendo, al que está perdido.

  • El amor del padre se dirige hacia el único hijo perdido, el hijo mayor está en casa (planteará otros problemas). El Padre prefiere perderse él a perder un hijo.
  • El buen pastor busca la oveja perdida, las otras 99 están en el redil. Prefiere arriesgar su vida para encontrar lo que estaba perdido.
  • Aquella mujer busca el dracma perdido fuera de la comunidad, los otros nueve está en comunidad.
         El sufrimiento del Padre por un hijo perdido expresa el valor y amor que siente por cada ser humano siente por cada uno. Un solo ser humano tiene un valor infinito para Dios.
         Y, sobre todo, en lo más profundo de nuestro interior, cuando nos podemos sentir “lejos de casa”, perdidos, quizás “medio muertos”, precisamente en esas situaciones, Dios está en nuestra profundidad.
        
04.    alegría y celebración del encuentro.
         Las tres parábolas, (el único evangelio) expresan alegría por encontrar lo que estaba perdido: ¡felicitadme! Porque he encontrado la oveja perdida, el miembro de la comunidad, de la familia, de los amigos (dracma) perdido. Y por eso hay que celebrar una fiesta. El encuentro, todo encuentro entre personas es siempre motivo de paz, de serenidad, de alegría.
Cuanto más profundo e íntimo es aquello que hemos perdido y que encontramos, mayor es la alegría. Había que celebrar una fiesta.
También en el ámbito político de nuestro pueblo: propiciar regresos y encuentros es muy humano y cristiano.


05.    Jesús comía con publicanos y pecadores. Eucaristía.
Cuando nos perdemos en la vida, Dios no echa mano de la ley, de la condena, sino que sale siempre a nuestro encuentro. Estemos donde estemos y como estemos. En la familia de Dios, en la comunidad eclesial de Jesús no existen apartheid, ni tan siquiera de tipo moral. En la iglesia de Jesús no se margina a nadie: Jesús comía con pecadores. La Iglesia de Jesús no es una comunidad de élite, de puritanos, de ultra-ortodoxos, sino una asamblea de gente perdida: pobres hombres y mujeres, separados y divorciados, impuros, pobres, de gente que amaos la verdad y no la tenemos, etc. 
Probablemente la Eucaristía del Señor, es decir: las muchas comidas que Jesús celebró con pecadores y publicanos (que somos nosotros), aquellos encuentros de Jesús, aquellas comidas, Eucaristías, estaban muy lejos de la liturgias actuales y del rigorismo legal al que sometemos a los “perdidos” en la vida.
¡Cuando estamos perdidos es cuando más necesitados estamos del amor de Dios! Y Él no nos niega nunca su cercanía.
¿Va a resultar que lo eclesiástico dificulte o impida los acercamientos de Dios a quienes andamos perdidos en la vida?
Celebremos la Eucaristía, celebremos la vida porque estábamos perdidos y Dios nos ha encontrado y llevado a su casa.

Sí, me levantaré,  Volveré junto a mi Padre.
A Ti, Señor, elevo mi alma. Tú eres mi Dios y mi Salvador.
Sí, me levantaré,  Volveré junto a mi Padre.
Mira mi angustia, mira mi pena.
Dame la gracia de tu perdón.
Sí, me levantaré,  Volveré junto a mi Padre.

oración de los fieles
+       Tu Iglesia es tu casa, nuestra casa, Señor. Pero a veces se parece poco a lo que hemos escuchado en el evangelio. Se juzga, se condena, se castiga, se expulsa:
Como el Padre de la parábola te decimos
hay que celebrar una fiesta y alegrarse,
porque este hermano nuestro estaba perdido y ha vuelto a la vida.
+       Siempre es difícil la paz en casa, en nuestro pueblo, en el mundo, en la misma Iglesia. Tenemos nostalgia y necesidad de paz.
Como el Padre de la parábola te decimos
hay que celebrar una fiesta y alegrarse,
porque este hermano nuestro estaba perdido y ha vuelto a la vida.
+       Son muchos los que dejan su casa por mil motivos: los emigrantes, los estudiantes que viven en otras ciudades, en otros países, los misioneros, los hijos que se van de casa, quienes se van por desavenencias familiares.
Como el Padre de la parábola te decimos:
hay que celebrar una fiesta y alegrarse,
porque este hermano nuestro estaba perdido y ha vuelto a la vida.
+       Muchas personas andamos perdidas en la vida, sin criterios, sin hogar, “sin padre”, sin referencias:
Como el Padre de la parábola te decimos
hay que celebrar una fiesta y alegrarse,
porque este hermano nuestro estaba perdido y ha vuelto a la vida.

Prefacio y Plegaria Eucarística

Te bendecimos y te damos  gracias, Padre,
por tu gran misericordia para con todos nosotros.

Te damos gracias
porque eres un Dios comprensivo y paciente,
que sales siempre a buscarnos cuando nos hemos perdido en la vida.

Tú no utilizas el castigo, sino la acogida y el perdón.

Eres el Padre
que siempre tiene la casa abierta para todos los hijos perdidos
Desde nuestra debilidad y desde nuestras perdiciones
confiados en tu misericordia,
te damos gracias de todo corazón.
gloria, gloria, aleluya en nombre del señor.
Cuando sientas que tu hermano necesita de tu amor,
no le cierres tus entrañas ni el calor del corazón;
busca pronto en tu recuerdo la palabra del Señor: mi ley es el amor.
Tu amor y tu misericordia, Padre,
se hicieron visibles en Jesús hecho hombre.
Él no vino a juzgar y condenar,
sino a salvar lo que estaba perdido.
Comió, celebró la Eucaristía, con publicanos y pecadores,
no desdeñó la compañía de los marginados,
ni de personas de “mala vida”.
Perdonó al paralítico, a Magdalena, a Zaqueo, a Pedro...
Amó infinitamente a los pobres, a los pecadores, débiles y marginados.
Nos perdonó a nosotros.
como prueba de su amor,  la noche en que iba a ser entregado, 
tomó pan, dio gracias

Recordamos a Jesucristo: su vida, su muerte gloriosa, su resurrección
y la alegría del perdón.

Envía, Padre, tu Espíritu
a esta pobre asamblea reunida en torno a tu mesa.

Ayúdanos a propiciar búsquedas y encuentros.
Que nadie encuentre cerradas las puertas
de nuestra asamblea ni de nuestros corazones.

Que el obispo de Roma, Francisco,
pueda reconducir las cosas para que tu Iglesia,
no sea lugar de inquisición y condena,
sino de encuentro, de fraternidad y de celebración.

Nos alegra saber que los que ya murieron están en tu casa.
Nos infunde esperanza saber
que un día, reunidos con JesuCristo,
con María, nuestra madre,
con Abraham que tuvo que salir de su tierra,
con Moisés, el libertador,
con los dos de Emaús, que marcharon de la comunidad,
con nuestros seres queridos y con todos los hijos perdidos
celebraremos  la fiesta y el gran banquete del encuentro universal.

Por JesuCristo nuestro Pastor. Amen.

Oración para la comunión
Señor JesuCristo, que nos dijiste: Dios Padre corre en busca, y abraza efusivamente a los hijos que andamos perdidos por la vida.
Ayúdanos a desterrar de nuestra mentalidad las imágenes de un Dios terrorista / y a ver en Ti un padre bueno que ama y nos quiere a todos.
Tú que eres nuestro bondadoso libertador. Amén.


Acción de Gracias
Gracias, Padre,
porque sales a buscar la oveja perdida.
Hoy, Señor, te damos gracias por la vida, la tierra y el sol
Hoy, Señor, queremos cantar las grandezas de tu amor.

Gracias, Padre, porque nos buscas
como a la moneda que te es más valiosa
¡ Hoy, Señor, te damos gracias por la vida, la tierra y el sol
Hoy, Señor, queremos cantar las grandezas de tu amor.

Gracias, Padre, porque corres al encuentro del hijo pródigo,
que estaba perdido y has acogido también al hijo mayor,
que no sabía alegrarse.
Hoy, Señor, te damos gracias por la vida, la tierra y el sol
Hoy, Señor, queremos cantar las grandezas de tu amor.


La Iglesia es creíble cuando es misericorde y bondadosa. No podemos creer en una Iglesia obsesiva e implacablemente ultraortodoxa.
La ortodoxia de la fe (búsquedas, padre y los dos hijos) no me parece que coincide siempre con la ortodoxia jurídica.
Vale más tender la mano y un gesto de amabilidad, que mil actos de fanatismo eclesiástico.
tomás muro ugalde



Domingo XXIV del año 15. Septiembre. 2013
cuando todo está perdido: había que celebrar una fiesta
Compañía DE María / San Bartolomé
Tomás muro Ugalde

Ejercicio de agudeza visual para esta celebración
Descubre en menos de10 segundos cómo es el Dios de Jesús.

Lc 15, 4-7                       Lc 15, 8-9                       Lc 15,11-32

Un hombre                               una mujer                                 Un hombre
Cien ovejas                      diez dracmas                    Dos hijos
Pierde                             pierde                             hijo perdido
Las deja en el campo                 enciende una lámpara                sale corriendo
Va                                           barre la casa, busca                   se conmueve
Hasta que la encuentra               Hasta que la encuentra               hasta ver al hijo
Reúne a los amigos                    reúne a las amigas                     un banquete
¡Felicitadme!                            ¡Felicitadme!                           alegrarnos
He encontrado                       He encontrado                       He encontrado
Oveja perdida                         dracma perdida             hijo perdido


Tú eres el Dios que nos salva la luz que nos ilumina,
la mano que nos sostiene y el techo que nos cobija.
te damos gracias señor.

Oración
  • Dios Padre de misericordia, que dejas a las noventa y nueve ovejas y te vas a buscar a la oveja perdida.
  • Dios, Padre de misericordia que sales todos los días a los caminos de la vida para ver si volvemos tus hijos perdidos
Te damos gracias por tu bondad y te pedimos nos concedas la gracia disfrutar de tu misericordia, así como de ser misericordiosos con nuestros hermanos.
 Por Jesucristo nuestro Señor.






Lucas 15, 1-32
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: "Ése acoge a los pecadores y come con ellos."


Jesús les dijo esta parábola: "Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido."
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El Señor es mi pastor, nada me falta;
En madreras de hierba tierna, Él me hace reposar;
A las aguas del descanso me guía; mi alma reconforta.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El me guía por veredas de justicia, por amor de su nombre;
Aunque marche por valle de tinieblas, ningún mal temeré;
Junto a mí tu vara y tu cayado; ellos me confortan.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.

Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles:
¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido."
Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta."


Tú sabes bien lo que tengo, en mi barca no hay oro ni espada,
tan sólo redes y mi trabajo.
Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca: junto a Ti buscaré otro mar.




El hijo menor
Dijo Jesús: «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y él les repartió  la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. «Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba.
Y entrando en sí mismo, dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me  muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros. Y, levantándose, partió hacia su padre.

El Padre
«Estando todavía lejos el hijo menor, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas  sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron la fiesta.


El hijo mayor
 “Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano."El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: "Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca  me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo  cebado!"

         Había que celebrar una fiesta
«Pero él le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba  perdido, y ha sido hallado."

Homilía
01.    Algunas notas previas.
1.      Estas tres parábolas constituyen el evangelio del Evangelio, el núcleo central del mensaje de Jesús, del cristianismo.
Es un evangelio, la buena noticia, dicha de tres modos distintos. Son las tres parábolas de la misericordia.
2.      Estas tres parábolas están tejidas de infinidad de aspectos, actitudes y todos muy valiosos. Las hemos meditado y habremos de hacerlo mil veces en nuestra vida.
         Fijémonos hoy en el eje o esquema sobre el que están construidas las tres parábolas:
o   Alguien se pierde en la vida.
o   Un Dios que sufre hasta que encuentra lo perdido.
o   La fiesta, la alegría que causa el encuentro.

02.    cuando nos hemos perdido: Los números no son casuales.
  • En la primera parábola, el Pastor -el Buen Pastor- tenía cien ovejas. Cien representa a todo el pueblo: todo Israel.
  • En la segunda parábola aquella mujer tenía diez dracmas: diez era el número exigido para formar una sinagoga (digamos una iglesia, una parroquia, una congregación religiosa).
  • En la parábola del hijo pródigo: un padre tenía dos hijos. Dos fueron Caín y Abel: toda la descendencia de la humanidad.
         Nosotros podemos ser (¿somos?) esa oveja que ha marchado del redil del pueblo, de la familia, de “nosotros mismos”. Podemos ser ese dracma que se ha desgajado de la iglesia, de la vida eclesial o de la familia, o que hacemos nuestra vida por libre en la comunidad. Tal vez somos seres humanos alejados de la humanidad, de la convivencia.
         Quién sabe si estamos perdidos en la vida: nuestra psicología se halla descolocada, podemos andar descentrados afectivamente, quizás no sabemos dónde pisamos ideológicamente, sin un “redil cristiano” o religioso habitable, tal vez vivimos a descampado sin poder asumir nuestras limitaciones, nuestras situaciones familiares. Quizás hemos perdido la ilusión y la esperanza; tal vez estamos perdiendo la salud, las facultades
         Podemos tener la sensación de que todo “está perdido” y nos puede sobrevenir aquello de A Machado: “Cuando de nada nos sirve rezar”.

03.    Cuando y donde todo está perdido, está Dios.
         Hay situaciones en la vida en las que “tocamos fondo” y no podemos salir: física, moral, psíquicamente nos podemos ver hundidos. En esa profundidad está Dios. Y Dios nos conoce en esos bajos fondos.
Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. (Salmo 138)
Cuando todo está perdido, allí está Dios con nosotros. Y lo decisivo es que Dios esté con nosotros. Otras cuestiones eclesiásticas son de menor importancia.
El Dios de Jesús no se queda tan tranquilo ante nuestros hundimientos. Desciende hasta los infiernos para encontrarnos y rescatarnos. Esto es lo que significa que Jesús descendió a los infiernos, es decir: hasta las profundidades de la condición humana.
La actitud más genuina del Dios de Jesús es salir a buscar lo que estaba perdido.
No estamos muy acostumbrados a estas cosas en el catolicismo. Las actitudes han sido y son otras: de condenas eclesiásticas, castigos, excomuniones, descalificaciones, heterodoxias, etc.
Humanamente cuanto más íntimo es algo que se pierde o que perdemos, mayor es el sufrimiento. Cuando nos perdemos, sufrimos nosotros, sufren quienes conviven con nosotros; y sufre Dios. Por eso Dios sale disparado al encuentro de la oveja, del dracma, de su hijo (s) perdidoso (s). La actitud cristiana es salir al encuentro, buscar, acoger al que está sufriendo, al que está perdido.

  • El amor del padre se dirige hacia el único hijo perdido, el hijo mayor está en casa (planteará otros problemas). El Padre prefiere perderse él a perder un hijo.
  • El buen pastor busca la oveja perdida, las otras 99 están en el redil. Prefiere arriesgar su vida para encontrar lo que estaba perdido.
  • Aquella mujer busca el dracma perdido fuera de la comunidad, los otros nueve está en comunidad.
         El sufrimiento del Padre por un hijo perdido expresa el valor y amor que siente por cada ser humano siente por cada uno. Un solo ser humano tiene un valor infinito para Dios.
         Y, sobre todo, en lo más profundo de nuestro interior, cuando nos podemos sentir “lejos de casa”, perdidos, quizás “medio muertos”, precisamente en esas situaciones, Dios está en nuestra profundidad.
        
04.    alegría y celebración del encuentro.
         Las tres parábolas, (el único evangelio) expresan alegría por encontrar lo que estaba perdido: ¡felicitadme! Porque he encontrado la oveja perdida, el miembro de la comunidad, de la familia, de los amigos (dracma) perdido. Y por eso hay que celebrar una fiesta. El encuentro, todo encuentro entre personas es siempre motivo de paz, de serenidad, de alegría.
Cuanto más profundo e íntimo es aquello que hemos perdido y que encontramos, mayor es la alegría. Había que celebrar una fiesta.
También en el ámbito político de nuestro pueblo: propiciar regresos y encuentros es muy humano y cristiano.



05.    Jesús comía con publicanos y pecadores. Eucaristía.
Cuando nos perdemos en la vida, Dios no echa mano de la ley, de la condena, sino que sale siempre a nuestro encuentro. Estemos donde estemos y como estemos. En la familia de Dios, en la comunidad eclesial de Jesús no existen apartheid, ni tan siquiera de tipo moral. En la iglesia de Jesús no se margina a nadie: Jesús comía con pecadores. La Iglesia de Jesús no es una comunidad de élite, de puritanos, de ultra-ortodoxos, sino una asamblea de gente perdida: pobres hombres y mujeres, separados y divorciados, impuros, pobres, de gente que amaos la verdad y no la tenemos, etc. 
Probablemente la Eucaristía del Señor, es decir: las muchas comidas que Jesús celebró con pecadores y publicanos (que somos nosotros), aquellos encuentros de Jesús, aquellas comidas, Eucaristías, estaban muy lejos de la liturgias actuales y del rigorismo legal al que sometemos a los “perdidos” en la vida.
¡Cuando estamos perdidos es cuando más necesitados estamos del amor de Dios! Y Él no nos niega nunca su cercanía.
¿Va a resultar que lo eclesiástico dificulte o impida los acercamientos de Dios a quienes andamos perdidos en la vida?
Celebremos la Eucaristía, celebremos la vida porque estábamos perdidos y Dios nos ha encontrado y llevado a su casa.

Sí, me levantaré,  Volveré junto a mi Padre.
A Ti, Señor, elevo mi alma. Tú eres mi Dios y mi Salvador.
Sí, me levantaré,  Volveré junto a mi Padre.
Mira mi angustia, mira mi pena.
Dame la gracia de tu perdón.
Sí, me levantaré,  Volveré junto a mi Padre.

oración de los fieles
+       Tu Iglesia es tu casa, nuestra casa, Señor. Pero a veces se parece poco a lo que hemos escuchado en el evangelio. Se juzga, se condena, se castiga, se expulsa:
Como el Padre de la parábola te decimos
hay que celebrar una fiesta y alegrarse,
porque este hermano nuestro estaba perdido y ha vuelto a la vida.
+       Siempre es difícil la paz en casa, en nuestro pueblo, en el mundo, en la misma Iglesia. Tenemos nostalgia y necesidad de paz.
Como el Padre de la parábola te decimos
hay que celebrar una fiesta y alegrarse,
porque este hermano nuestro estaba perdido y ha vuelto a la vida.
+       Son muchos los que dejan su casa por mil motivos: los emigrantes, los estudiantes que viven en otras ciudades, en otros países, los misioneros, los hijos que se van de casa, quienes se van por desavenencias familiares.
Como el Padre de la parábola te decimos:
hay que celebrar una fiesta y alegrarse,
porque este hermano nuestro estaba perdido y ha vuelto a la vida.
+       Muchas personas andamos perdidas en la vida, sin criterios, sin hogar, “sin padre”, sin referencias:
Como el Padre de la parábola te decimos
hay que celebrar una fiesta y alegrarse,
porque este hermano nuestro estaba perdido y ha vuelto a la vida.

Prefacio y Plegaria Eucarística

Te bendecimos y te damos  gracias, Padre,
por tu gran misericordia para con todos nosotros.

Te damos gracias
porque eres un Dios comprensivo y paciente,
que sales siempre a buscarnos cuando nos hemos perdido en la vida.

Tú no utilizas el castigo, sino la acogida y el perdón.

Eres el Padre
que siempre tiene la casa abierta para todos los hijos perdidos
Desde nuestra debilidad y desde nuestras perdiciones
confiados en tu misericordia,
te damos gracias de todo corazón.
gloria, gloria, aleluya en nombre del señor.
Cuando sientas que tu hermano necesita de tu amor,
no le cierres tus entrañas ni el calor del corazón;
busca pronto en tu recuerdo la palabra del Señor: mi ley es el amor.
Tu amor y tu misericordia, Padre,
se hicieron visibles en Jesús hecho hombre.
Él no vino a juzgar y condenar,
sino a salvar lo que estaba perdido.
Comió, celebró la Eucaristía, con publicanos y pecadores,
no desdeñó la compañía de los marginados,
ni de personas de “mala vida”.
Perdonó al paralítico, a Magdalena, a Zaqueo, a Pedro...
Amó infinitamente a los pobres, a los pecadores, débiles y marginados.
Nos perdonó a nosotros.
como prueba de su amor,  la noche en que iba a ser entregado, 
tomó pan, dio gracias

Recordamos a Jesucristo: su vida, su muerte gloriosa, su resurrección
y la alegría del perdón.

Envía, Padre, tu Espíritu
a esta pobre asamblea reunida en torno a tu mesa.

Ayúdanos a propiciar búsquedas y encuentros.
Que nadie encuentre cerradas las puertas
de nuestra asamblea ni de nuestros corazones.

Que el obispo de Roma, Francisco,
pueda reconducir las cosas para que tu Iglesia,
no sea lugar de inquisición y condena,
sino de encuentro, de fraternidad y de celebración.

Nos alegra saber que los que ya murieron están en tu casa.
Nos infunde esperanza saber
que un día, reunidos con JesuCristo,
con María, nuestra madre,
con Abraham que tuvo que salir de su tierra,
con Moisés, el libertador,
con los dos de Emaús, que marcharon de la comunidad,
con nuestros seres queridos y con todos los hijos perdidos
celebraremos  la fiesta y el gran banquete del encuentro universal.

Por JesuCristo nuestro Pastor. Amen.

Oración para la comunión
Señor JesuCristo, que nos dijiste: Dios Padre corre en busca, y abraza efusivamente a los hijos que andamos perdidos por la vida.
Ayúdanos a desterrar de nuestra mentalidad las imágenes de un Dios terrorista / y a ver en Ti un padre bueno que ama y nos quiere a todos.
Tú que eres nuestro bondadoso libertador. Amén.


Acción de Gracias
Gracias, Padre,
porque sales a buscar la oveja perdida.
Hoy, Señor, te damos gracias por la vida, la tierra y el sol
Hoy, Señor, queremos cantar las grandezas de tu amor.

Gracias, Padre, porque nos buscas
como a la moneda que te es más valiosa
¡ Hoy, Señor, te damos gracias por la vida, la tierra y el sol
Hoy, Señor, queremos cantar las grandezas de tu amor.

Gracias, Padre, porque corres al encuentro del hijo pródigo,
que estaba perdido y has acogido también al hijo mayor,
que no sabía alegrarse.
Hoy, Señor, te damos gracias por la vida, la tierra y el sol
Hoy, Señor, queremos cantar las grandezas de tu amor.




La Iglesia es creíble cuando es misericorde y bondadosa. No podemos creer en una Iglesia obsesiva e implacablemente ultraortodoxa.
La ortodoxia de la fe (búsquedas, padre y los dos hijos) no me parece que coincide siempre con la ortodoxia jurídica.
Vale más tender la mano y un gesto de amabilidad, que mil actos de fanatismo eclesiástico.
tomás muro ugalde







MISA 18 DE NOVIEMBRE 2012

En el día del juicio se oscurecerán las estrellas
no por la disminución de su ardiente luz,
sino por la claridad que llegará de la verdadera Luz:
JESÚS
Beda el Venerable

Texto: Marcos 13, 24-32 / 3 3 Tiempo Ordinario –B-
Comentarios y presentación: Asun Gutiérrez Cabriada.
Música: Zamfir. El Viento.

2
En la Biblia hay dos libros apocalípticos: El libro de Daniel y el Apocalipsis de Juan. Pero hay algunos párrafos de otros libros que tienen esta misma forma literaria.
Por ejemplo, el evangelio de hoy, que forma parte de un párrafo mayor: Mc 13,1-31
y que l@s biblistas llaman Discurso escatológico de Jesús.
Textos que han servido en otros tiempos para asustar y para tratar de fundamentar una imagen de Dios que producía miedo y rechazo, en lugar de atracción y ganas de escucharlo.
Hoy está claro que ésa no es la imagen y el ser de Dios que nos transmite Jesús.
La interpretación de la Palabra hay que situarla en el tiempo y en la cultura en que fue escrita, y hay que conocer el género literario que se utiliza en cada libro de la Biblia.
La liturgia de este domingo nos propone unos textos que pertenecen al género apocalíptico, uno de los más extraños para nosotros, frecuente entre algunos grupos judíos y cristianos de la época. Sus destinatarios eran, generalmente, grupos en crisis a los que ofrecía un mensaje de ánimo y consuelo.
 Entender este texto como simple amenaza de catástrofes y calamidades, es no haber comprendido nada del pensamiento de Jesús. No se trata de una descripción angustiosa, sino llena de esperanza.

3
24 Pasada la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá y la luna no dará resplandor; 25 las estrellas caerán del cielo y las fuerzas celestes se tambalearán.

Jesús es siempre Buena Noticia. Las imágenes que usa esta literatura apocalíptica están llenas y desbordantes de vida. Para despertar la esperanza, para afirmar la confianza en Dios.
Más importante que el miedo ante el futuro es el ánimo para el presente. Más que un discurso sobre los últimos tiempos es la indicación de cómo hay que vivir cada día. Se refieren más a las actitudes que a los acontecimientos.
No se trata tanto del final del mundo natural sino del final del mundo de la tribulación, la tristeza, la enfermedad, las desgracias, la muerte... La venida y la presencia definitivas de Jesús es, para toda la humanidad, motivo del mayor consuelo y la mayor esperanza. 

4
26 Entonces verán venir al Hijo del Hombre entre nubes con gran poder y gloria; 27 Él enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.

Tenemos la gran suerte y la inmensa alegría de saber que el que vendrá como Juez es el mismo en quien creemos, a quien escuchamos, en quien confiamos, a quien intentamos seguir. Quien más nos comprende y más nos quiere.
Nuestra vida está orientada hacia nuestro encuentro feliz y definitivo con Jesús.
Que vendrá, que está viniendo ya a mi vida, a mis sueños, a mi corazón, a mi mundo...
Que traerá, que está trayendo ya la alegría, la verdad, la paz, las ocasiones para amar, una canción de esperanza... Ese es el anuncio que Dios nos promete en Jesús.
Y lo que nos recomienda anunciar al mundo.
Su triunfo definitivo implica también el nuestro


5
28 Fijaos en lo que sucede con la higuera. Cuando sus ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, conocéis que se acerca el verano. 29 Pues lo mismo vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que ya está cerca, a las puertas.

Jesús nos invita a vivir en profundidad, con alegría y responsabilidad, a prestar atención a los signos de los  tiempos, porque el futuro palpita en nuestro presente como la vida en la higuera, aparentemente sin vida durante el frío invierno.
Aunque a veces sintamos “otoños” en nuestra vida,  tenemos la seguridad de que pronto las ramas se pondrán tiernas, brotarán las yemas....
                                          Llegará nuestro Verano. 









ABRIR CAMINOS NUEVOS

            Los primeros cristianos vieron en la actuación del Bautista al profeta que preparó decisivamente el camino a Jesús. Por eso, a lo largo de los siglos, el Bautista se ha convertido en una llamada que nos sigue urgiendo a preparar caminos que nos permitan acoger a Jesús entre nosotros.
         Lucas ha resumido su mensaje con este grito tomado del profeta Isaías: "Preparad el camino del Señor". ¿Cómo escuchar ese grito en la Iglesia de hoy?  ¿Cómo
abrir caminos para que los hombres y mujeres de nuestro tiempo podamos encontrarnos con él? ¿Cómo acogerlo en nuestras comunidades?
            Lo primero es tomar conciencia de que necesitamos un contacto mucho más vivo con su persona. No es posible alimentarse solo de doctrina religiosa. No es posible seguir a un Jesús convertido en una sublime abstracción. Necesitamos sintonizar vitalmente con él, dejarnos atraer por su estilo de vida, contagiarnos de su pasión por Dios y por el ser humano.
         En medio del "desierto espiritual" de la sociedad moderna, hemos de entender y configurar la comunidad cristiana como un lugar donde se acoge el Evangelio de Jesús. Vivir la experiencia de reunirnos creyentes, menos creyentes, poco creyentes e, incluso, no creyentes, en torno al relato evangélico de Jesús. Darle a él la oportunidad de que penetre con su fuerza humanizadora en nuestros problemas, crisis, miedos y esperanzas.
         No lo hemos de olvidar. En los evangelios no aprendemos doctrina académica sobre Jesús, destinada inevitablemente a envejecer a lo largo de los siglos. Aprendemos un estilo de vivir realizable en todos los tiempos y en todas las culturas: el estilo de vivir de Jesús. La doctrina no toca el corazón, no convierte ni enamora. Jesús sí.
         La experiencia directa e inmediata con el relato evangélico nos hace nacer a una fe nueva, no por vía de "adoctrinamiento" o de "aprendizaje teórico", sino por el contacto vital con Jesús. Él nos enseña a vivir la fe, no por obligación sino por atracción. Nos hace vivir la vida cristiana, no como deber sino como contagio. En contacto con el evangelio recuperamos nuestra verdadera identidad de seguidores de Jesús.
         Recorriendo los evangelios experimentamos que la presencia invisible y silenciosa del Resucitado adquiere rasgos humanos y recobra voz concreta. De pronto todo cambia: podemos vivir acompañados por Alguien que pone sentido, verdad y esperanza en nuestra existencia. El secreto de la "nueva evangelización" consiste en ponernos en contacto directo e inmediato con Jesús. Sin él no es posible engendrar una fe nueva.
José Antonio Pagola

9 de diciembre de 2012
2 Adviento (C)
Lucas 3, 1-6

EL PROFETA EN SU TIERRA

Domingo 4º del Tiempo Ordinario. C

3 de febrero de 2013



“Antes de formarte en el vientre te escogí…Te he nombrado profeta de los gentiles…No les tengas miedo…Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte”. Sobre este oráculo del Señor se asienta la vocación profética de Jeremías (Jer 1, 4-5. 17-19).

Su misión no brota de una decisión personal, sino que se debe a la elección gratuita e incondicional por parte de Dios. A la elección sigue el envío para anunciar la palabra de Dios a los paganos. Y el envío es sostenido por una protección continua de Dios. Elección, misión y protección. Tres tiempos de la misma vocación.

Muchos creyentes han llegado a descubrir en su propia vida esos tres momentos de la presencia de Dios. Por supuesto, la Iglesia entera se sabe destinataria de esa vocación profética de anuncio y de denuncia. Y de alguna forma, en ese camino se encuentran todas las personas que buscan un sentido para su vida y luchan por una sociedad más justa.



PALABRAS DE GRACIA



Pero la misión del profeta no es fácil. En la sinagoga de Nazaret, Jesús leyó un texto que se encontraba en el libro de Isaías. Y tuvo la osadía de añadir: Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír” (Lc 4,21). Se suele decir que, admirando sus palabras llenas de gracia, las gentes de su pueblo primero lo aceptaron y después lo rechazaron.
Pero tal vez hay que revisar esa traducción. Los vecinos de su pueblo, dieron testimonio contra él, escandalizados por su pronunciamiento a favor de una gracia universal. Jesús se arrogaba la misión de pregonar el jubileo de la reconciliación, pero había que omitir las palabras proféticas que anunciaban la venganza de Dios.
Jesús se presentaba como el profeta de un Dios misericordioso. Un Dios que acogía también a los extranjeros y a los paganos. Se comparaba a sí mismo con Elías, que atendió a una viuda de las tierras de Sidón, y con Eliseo, que curó al leproso Naamán, llegado de Siria. El Dios de Jesús era incompatible con las fronteras de los nacionalismos.

MENSAJE Y MENSAJERO

Las gentes de la aldea en la que Jesús se había criado no podían soportar que el hijo de José les cambiara su idea de Dios. Evidentemente, lo consideraron como un blasfemo. Y, según la Ley de Moisés, los blasfemos habían de ser castigados con la muerte (Lev 24,16).
• “Ningún profeta es bien mirado en su tierra”. El evangelio pone en boca de Jesús este refrán. Él fue rechazado en el pueblo donde se había criado y por las gentes con las que había convivido. También hoy los pueblos cristianos rechazan su doctrina y hasta su nombre.
• “Ningún profeta es bien mirado en su tierra”. A lo largo de los tiempos, el refrán ha podido aplicarse a la Iglesia. Por fuerza habría de ser perseguida la comunidad que trata de predicar la reconciliación entre las gentes y las comunidades divididas y enfrentadas.
 • “Ningún profeta es bien mirado en su tierra”. Bien lo saben los evangelizadores de hoy. Sus vecinos y parientes, por al no aceptar el mensaje de la gracia, rechazan también al mensajero que lo anuncia.
- Señor, Jesús, te reconocemos como el enviado de Dios y el profeta de un Dios que nos llama a superar nuestra diferencias gracias a la universalidad de la fe. Ayúdanos a ser fieles a tu evangelio a pesar de todas las dificultades. Amén.
José-Román Flecha Andrés  

Seguro que tú también te has emocionado y has rezado hoy por el Santo Padre Benedicto XVI, al recibir la noticia de su inminente renuncia al pontificado.

He firmado la alerta de HazteOir.org para que el Papa Benedicto XVI reciba miles de testimonios de gratitud y de cariño,  ante su próxima renuncia como Obispo de Roma y cabeza de la Iglesia Católica.
Haz clic para enviar tu propio mensaje al Santo Padre:

El Papa sabio y estudioso, el Papa lleno de bondad y de amor de Dios, el Papa valiente que ha abierto las puertas del Año de la Fe y ha dado un impulso decisivo a la nueva Evangelización, el Papa simpático y comunicativo que ha entrado en Twitter, el Papa escritor y divulgador del legado de Cristo,...
El Papa entregado a la Humanidad y a la Iglesia...
Nuestro Papa Benedicto XVI merece todo nuestro afecto y nuestra gratitud, por haber sabido mantener al pueblo cristiano unido y firme en la Fe en tiempos particularmente difíciles para la Iglesia y para la Humanidad.
¿Quién es para ti Benedicto XVI? ¿Qué ha significado su Pontificado en tu vida?
Haz clic para hacer llegar tu testimonio personal al Papa.
¡Yo ya he enviado mi mensaje! ¡Solo te llevará un minuto!
¡Gracias por unirte a esta iniciativa de afecto y gratitud al Papa Benedicto XVI por su inmensa entrega a los demás, lleno del amor de Dios!
Ignacio Arsuaga y todo el equipo HO
Pd. Ayúdame a que el Papa reciba miles de testimonios como este. Que sienta el enorme cariño y la admiración que le tenemos. Reenvía este mensaje o recomienda esta alerta en tus perfiles de Facebook y Twitter.
::::
¿Puedes ayudarnos a mantener nuestra actividad? HazteOir.org se financia exclusivamente con las aportaciones de nuestros socios y donantes. No recibimos ayudas, ni subvenciones, ni tenemos detrás a ningún lobby o corporación que costee nuestra actividad Contribuye ahora haciendo clic en este enlace: http://www.haztesocio.org/haz-un-donativo
HazteOir.org es una plataforma de participación ciudadana de 325.000 personas que trabaja para defender la vida, la familia y las libertades fundamentales en España y en todo el mundo. Para conocer más HazteOir.org, haz click aquí, o síguenos en Facebook o Twitter.



                                                         TÓPICOS DE CUARESMA

Un año más nos encontramos 
en el tiempo de Cuaresma y 
con él regresan unos cuantos tópicos que solemos repetir 
invariablemente: Cuaresma, tiempo de conversión, de silencio y reflexión, de parar para encontrarse 
con uno mismo, de austeridad y 
penitencia, etc.
Si queremos dar auténtico sentido a estas ideas, hay que darles una 
orientación, una meta. La Cuaresma es un camino hacia la celebración de la Pascua de Jesucristo, 
muerto y resucitado para darnos 
vida nueva. Y el núcleo de esta 
celebración es la Vigilia Pascual, 
en la que renovaremos nuestros 
compromisos bautismales. En esa 
noche se nos preguntará: “¿Renunciáis al pecado para vivir en la libertad de los Hijos de Dios? ¿Creéis en Dios Padre, 
en Jesucristo Nuestro Señor, en el 
Espíritu Santo?” Entonces responderemos diciendo: “sí, renuncio” y 
“sí, creo”. Pero la hondura de esta 
respuesta no se improvisa en un 
momento; hay que ejercitarla durante un tiempo previo para que 
la palabra sea expresión de una acción, de un proceso ya comenzado. 
El tiempo que nos permite preparar y personalizar esta respuesta es 
precisamente la Cuaresma.
Son cuarenta días para potenciar el crecimiento espiritual, cuidando los tiempos personales y comunitarios de oración, la escucha 
de la Palabra, la celebración sacramental del perdón y la Eucaristía.
Son cuarenta días para fortalecer la pertenencia eclesial porque 
el itinerario pascual es siempre comunitario. Quizá es el momento 
de participar más activamente en 
nuestros grupos y parroquias, de 
curar viejas heridas 
y reaprender lenguajes de acogida y 
perdón.
Son cuarenta 
días para para avivar el compromiso en la sociedad. 
En la mejor tradición, el valor del 
ayuno y la abstinencia es mínimo 
si están en función del compartir. 
Ayunamos para ayudar a los otros, 
no para pulir la imagen de buenos 
cristianos; lo hacemos para darnos 
y compartir, no para quedar bien. 
Esto es algo indispensable siempre, 
pero más urgente que nunca por la 
actual situación de crisis. Qué bueno sería llevar el ayuno más allá de 
los alimentos a otros ámbitos de 
la vida. Por ejemplo, ayunar de mi 
tiempo personal para darlo; o hacer un poco de abstinencia de la 
tecnología y favorecer un contacto 
personal más cálido con los más 
cercanos; o poner los conocimientos, habilidades y cualidades al servicio de quien las necesita.
Vivir la Cuaresma implica hacer camino para que la Pascua (el 
paso) del Señor acontezca de nuevo en cada persona y en cada comunidad, más allá de los tópicos.

www.diocesisalbacete.org



Domingo III de pascua 14. Abril. 2013
¿Pedro en la barca está desnudo
y se viste la túnica para echarse al agua?
Tomás Muro Ugalde

Tú has venido a la orilla, no has buscado ni a sabios ni a ricos.
Tan sólo quieres que yo te siga.
Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca: junto a Ti buscaré otro mar.

Pedimos perdón
Señor Jesús, cordero inmolado por nosotros.
Kyrie eleison.
Señor Jesús, testigo fiel de la bondad de Dios.
Kyrie eleison.
Señor Jesús, resucitado de entre de los muertos.
Kyrie eleison.
Señor, Jesús, piedra angular  sobre la que se funda nuestra vida.
Kyrie eleison.

Oración
Reunidos en la Eucaristía, / como los discípulos junto al lago / te pedimos, Señor, que sintamos en medio de la comunidad la presencia de Jesús resucitado, / que aviva las brasas, /parte con nosotros el pan y los peces, nos explica las Escrituras fortaleciendo nuestra vida y nuestra esperanza.
Te lo pedimos por JesuCristo resucitado. Amén

Hechos de los apóstoles 5, 27b-32. 40b-41
En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo: "¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre."
Pedro y los apóstoles replicaron: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen."
Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.


Salmo
Piztu da Kristo, aleluya, guregan dago, aleluya
         Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
         Señor, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
Piztu da Kristo, aleluya, guregan dago, aleluya
aleluya, aleluya, aleluya
El Discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor

Juan 21, 1-19
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberiades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice: "Me voy a pescar."
Ellos contestan: "Vamos también nosotros contigo."
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: "Muchachos, ¿tenéis pescado?"
Ellos contestaron: "No."
Él les dice: "Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis."
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: "Es el Señor."
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: "Traed de los peces que acabáis de coger."
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: "Vamos, almorzad."
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos. Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis corderos." Por segunda vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le contesta: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Él le dice: "Pastorea mis ovejas." Por tercera vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras." Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: "Sígueme."

Después del Evangelio cantaremos:
Tú sabes bien lo que tengo, en mi barca no hay oro ni espada,
tan sólo redes y mi trabajo.
Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca: junto a Ti buscaré otro mar.

algunas notas a modo de homilía

01.    avatares eclesiales.
         Ya de por sí el evangelio de San Juan es tardío en el NT, (data de finales del siglo I, hacia el año 100), y este capítulo 21 es una especie de epílogo añadido posteriormente. Ello significa que aquella comunidad la vida eclesial ya lleva unas décadas de vida eclesial y también de dificultades: como siempre y como toda comunidad eclesial en la historia.
         Por otra parte, la coloración eclesial de este texto es evidente: el lago, la barca, la pesca, la Eucaristía, Pedro, el Discípulo Amado, etc.

02.    Están en el lago.
         Hace ocho días estaban en el cenáculo encerrados y con miedo. Hoy están ya fuera, en el lago (el mar es siempre lugar de riesgos y peligros). La Iglesia naciente se ha abierto.
         Están en el lago “Tiberíades” (de Tiberio, emperador romano). Lo normal hubiese sido que hablaran del lago de Galilea, pero quieren subrayar el aspecto de paganismo en el que se encuentran.
         No se lamentan de la situación, enseguida Pedro dirá: voy a pescar. El lugar del evangelio es el mundo, la sociedad, si se le quier llamar paganismo, pues el paganismo. Ser cristiano es vivir abiertos, en la sociedad, en diálogo con el mundo, con la vida, las gentes, la cultura, la política, etc.  Es la Gaudium et Spes  del Vaticano II: la Iglesia en el mundo.



02.    Me voy a pescar: ¿poder o autoridad?
         Pedro se arranca y decididamente les dice a los siete discípulos (siete es número de plenitud): me voy a pescar. Simón Pedro no ordena a nadie que vaya a ningún lado. Él se va a pescar (tareas eclesiales).
         La autoridad (que viene de autor: el que hace), no es poder. La autoridad es modelo a imitar, porque el que lo hace (autor) y lo que hace  son valiosos, buenos, competentes,  etc.
         ¿Procuramos ser autores o poderosos? 
         Padres, maestros, curas, obispos, políticos, economistas, etc.? ¿Trabajamos desde la autoridad que confiere ser buenos pastores o simplemente ejercemos el poder sobre el “rebaño?

03.    sobre la expresión “se ciñó”. El dichoso poder.
Pedro tiene una cierta relevancia en la vida eclesial: toma la iniciativa de ir a pescar (v 3), se echa al mar (v 7), saca la red llena de peces (v 11), por tres veces dirá al Señor que le ama, que es su amigo: un juego de palabras entre ágape y filia: amor y amistad.

Pero en el v 7 hay un juego de palabras de lo más estrambótico: Pedro, que estaba desnudo en la barca, se viste la túnica para echarse al agua. ¿A quién se le ocurre?
La desnudez y el acto de ceñirse un vestido están intencionadamente usados en esta escena de la barca,
  • Por una parte evocan lo que había hecho Jesús en la Última Cena: Jesús se ciñe una toalla, (Jn 13,4). Jesús se despojó, “se desnudó” del manto (túnica) de Señor y en actitud de servicio se hace esclavo de sus hermanos.
  • Por otra parte estos gestos de desnudarse y vestirse preparan las palabras finales de Jesús a Pedro sobre el ceñimiento impuesto (otro te ceñirá, (v.18), que hablan también del servicio y entrega plena de Pedro.
En la barca de Cristo, en la iglesia (y en la vida) hace falta poco bagaje y poco manto-túnica, cuidado con el poder: no llevéis ni alforja, ni dos túnicas, ni oro ni dinero (Mt 10,10). Pedro se tiene que desnudar (del poder y de la fiebre de poder Mt 8,14ss: curación de la fiebre de poder la suegra / familia de Pedro) para poder acercarse al Resucitado.
Fellini en aquella película “Roma” caricaturiza el poder, las “insignias” del poder eclesiástico en aquel desfile de modelos litúrgicos que resulta tan cómico como real. Y lo malo es que hoy en día gran parte de la ortodoxia eclesiástica se centra en esas cosas: estolas, casullas, mitras, báculos... Nos gusta, nos gusta el poder, sin embargo es tan anti-evangélico. Los príncipes de la tierra, tiranizan, entre vosotros no ha de ser así...
La desnudez en algunos casos puede ser impúdica, pero en la Iglesia es evangélica.
Conforta un poco que el actual obispo de Roma que es quien lleva las sandalias del pescador, use zapatos normales como todo el mundo

03.    Simbolismos joánicos: La noche, el alba, la luz.
         En esta escena están presentes los simbolismos clásicos en san Juan respecto de la Iglesia y de la misión: la barca, la pesca, la noche, etc.
En san Juan la noche es la ausencia de Cristo, que es la luz. (Yo soy la luz del mundo, (Jn 8,12; 9,5).
La luz brillaba en las tinieblas, (Jn 1,5), pero los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, (Jn 3,19)
Aquellos primeros misioneros que salen a pescar estaban de noche, sin Cristo.
Pablo VI, posiblemente el único papa, culturalmente moderno, tenía aquellas afirmaciones y amaba decía de nuestro mundo que era “espléndido y sufriente, lleno de luces y sombras”.
Junto con grandes luces especialmente científicas y tecnológicas, vivimos en una espesa noche cultural y de sentido. No es precisamente el de Emaús el atardecer eclesiástico en nuestras viejas iglesias europeas.

No pescaron nada
No pescaron nada y la razón es evidente: estaban de noche y Cristo no estaba con ellos.
         Que no se nos olvide –que se nos está olvidando- que lo más importante, lo único decisivo es Cristo: infinitamente más importante que las estructuras, los curas, las Unidades Pastorales, la jerarquía, más decisivo que todo eso, es Cristo.
         Una Iglesia en la que se da una dialéctica del poder, una búsqueda de los puestos, en la se discute quién manda aquí, o cuestiones menores: una absolución general o particular, la misa así o asá, Cristo quede relegado y, por tanto, “no tienes que ver nada conmigo” (Jn 13). Si eso sigue así, seguiremos sin pescar nada.

04.    vv 3-5. estaba ya  amaneciendo … jesús se presentó … pero ellos no sabían que era Jesús. ¿Tenéis pescado? ¡no!
         La luz es Cristo, donde hay luz está Cristo o donde está Cristo, hay luz.
Donde una persona y una comunidad buscan caminos para la luz, la Verdad, Cristo está ya o está muy cerca.
         Malo es que estemos de noche, pero todavía es más decepcionante que la luz venga a los suyos y los suyos no la reciban. (Jn 1).
Porque Cristo no está, “no tienen pescado”.
No hay gente en las iglesias, no hay seminaristas ni vocaciones... A lo mejor es que Cristo no va en nuestra barca.

06.    vv 9-10 En la orilla del lago les está esperando el Señor y en unas brasas les está preparando pan y pescado.
         Es la Eucaristía. Las Brasas.
         Este relato del lago es claramente una Eucaristía. Cristo celebra la Eucaristía con los suyos. Cristo es el pan de Vida. Cristo es la Vida y el calor (las brasas) de la comunidad. Una comunidad cristiana, un grupo en el que Cristo está presente, tiene Vida y nadie pasa necesidad.
Lo de las brasas tiene su retranca y su ternura: está resonando la noche de la pasión del Señor, cuando Pedro niega a Jesús tres veces: hacía frío, los soldados romanos hacen fuego ya había unas brasas, (Jn 18,18). Resuena también el atardecer de Jesús con los dos de Emaús al calor del hogar.
En castellano solemos decir con ironía: ponerse al sol que más calienta. Las brasas de Cristo son calor y vida.
Con el microondas y la vitrocerámica ya ni sabemos lo que era la lumbre, las brasas, la reunión familiar en las largas tardes-noches de invierno, la conversación y recuerdos familiares, el encuentro, el amor, el calor, la austera cena asada al calor de las brasas.
¿Y qué otra cosa es la iglesia, si no es recordar y  Eucaristía?
Jesús se acercó, tomo el pan en sus manos y se lo repartió, y lo mismo hizo con los peces.
Oración delos fieles
+ Muchas veces vivimos entre brumas y noches. Quisiéramos reconocerte en el mar de la vida
Como los dos de Emaús te decimos
te conocimos señor, alpartir el pan,
tú nos conoces señor, al partir el pan
+ En la tierra hay pan y pescado para toda la humanidad, sin embargo en vez de compartir, sembramos hambre y miseria creamos.
Como los dos de Emaús te decimos
te conocimos señor, alpartir el pan,
tú nos conoces señor, al partir el pan
+ Ven en nuestra barca, Señor y permanece en nuestra Iglesia, para que sea lugar de encuentro, de resurrección y aviva las brasas para que se un lugar cálido y habitable
Como los dos de Emaús te decimos
te conocimos señor, alpartir el pan,
tú nos conoces señor, al partir el pan
+ Hoy, jornada de Cáritas, recordamos a quienes no tienen trabajo, ni casa, ni redes, ni barca.
Como los dos de Emaús te decimos
te conocimos señor, alpartir el pan,
tú nos conoces señor, al partir el pan

+ Hay quienes no tienen brasas, ni el calor de un hogar: emigrantes, pateras, prostitución, encarcelados, malos tratos, niños divididos, abandonados.
Como los dos de Emaús te decimos
te conocimos señor, alpartir el pan,
tú nos conoces señor, al partir el pan



No caminamos para alcanzar un premio.
 Jesús nos invita  a vivir como quien realmente YA lo ha obtenido
porque Él nos lo ha regalado.
Estamos siempre en sus manos.


El Padre y yo somos uno.

Mensaje fundamental para nuestra fe: conocemos a Dios mirando a Jesús.
No se trata sólo de admirar y aceptar a Jesús,
sino de creer que Él es el Único en quien podemos ver y escuchar a Dios.
A nosotr@s nos corresponde acoger y creer su Palabra
y seguir reproduciendo su imagen en nuestra vida.
¿Cómo muestro el rostro de Jesús, en mis relaciones familiares;
laborales, comunitarias...?


En la comunidad de Jesús no hay dirigentes y dirigid@s, pastores y ovejas.
¡Tod@s somos herman@s y a tod@s nos incumbe la responsabilidad!
El pasaje evangélico nos habla del Buen Pastor que es Jesús y del pueblo de Dios,
en el que tod@s somos corresponsables.
Si malo es sentirse “pastor”, considerando a l@s demás miembros de la comunidad
“ovejas”, no es mejor sentirse “oveja”, considerando a otr@s miembros “pastores”.
Esas falsas actitudes no ayudan a construir ni la comunidad ni el Reino de Jesús.
“Uno sólo es vuestro Padre, el del cielo, y todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,9)



TÚ ERES EL BUEN PASTOR

Pastor enérgico que nos sacas del aprisco
y nos pones en camino Contigo
en búsqueda de otros pastos y fuentes.
Nos haces repudiar las doctrinas enlatadas,
los ritos repetidos y sin sentido;
y nos dices: Id donde el corazón os lleve.
Tú eres el buen pastor.
 Contigo pasamos de la sumisión
a la fe gozosa y personal,
del gregarismo a la comunión,
del miedo a la libertad,
del individualismo a la solidaridad,
del temor a la filiación.
Tú eres el buen pastor. 
Contigo hemos  roto el silencio
y nos atrevemos a levantar la voz,
a la denuncia y a la contestación;
y también al canto y a la alabanza
porque bulle la vida en nuestras entrañas
y late de esperanza nuestro corazón.
Tú eres el buen pastor.


Florentino Ulibarri


PENTECOSTÉSpascua de pentecostés      19. mayo. 2013

San Bartolomé / Compañía de María
Tomás Muro Ugalde 

Oración comunitaria
Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo: en esta Pascua de Pentecostés te pedimos que tu Espíritu ilumine y aliente nuestras vidas, para que comprendamos lo que esperamos, e intuyamos así el sentido de la existencia, que eres Tú.
Por JesuCristo Nuestro Señor. Amén

 hechos de los apóstoles 2,1‑11
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban: «¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua».
Aleluya
Recibid el Espíritu Santo



juan 20, 19‑23
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Homilía
01.   Todos tenemos un espíritu
Celebramos hoy la Pascua de Pentecostés: la presencia del Espíritu del Señor en los creyentes y en las comunidades cristianas.
         No me imagino que tengamos una trilogía de dioses: Padre, Hijo y Espíritu al estilo de la tripleta eclesiástica que nos manda: un obispo y dos vicarios, por ejemplo. Espero que Dios no sea nada de eso, ni se aproxime lo más mínimo.
Toda persona tenemos un modo de ser, un tono vital. Toda institución tiene un estilo, un talante.
Unos tienen un hálito legalista: no dan un paso “si no es en presencia de su abogado”, otros viven en misericordia, el obispo e Roma tiene un espíritu evangélico de cercanía a los pobres. No es lo mismo ir al tribunal eclesiástico de la diócesis que a la mensa de Aterpe: el tono y el espíritu son muy distintos. Las comunidades eclesiales suelen tener un espíritu, un estilo: los pobres presiden la vida de las Hijas de la Caridad, la contemplación y el trabajo, las abadías es el estilo (espíritu) de la vida monacal benedictina, cister, etc.
No es lo mismo el espíritu eclesial del Vaticano II que conocimos y vivimos que el espíritu en el que hemos vivido durante los treinta años posteriores, más o menos, en un esquema eclesiástico acartonado y alcanforado y con nostalgia de formol.
Todos tenemos un espíritu y vivimos en un estilo.

02.   Jesús tenía un gran estilo, un buen espíritu: santo.
Jesús tenía y tiene un buen espíritu, un Espíritu bueno, santo. Jesús tenía y vivía (vive) de un ideal[1], que es el Reino de los cielos: “Reino de justicia de amor y de paz”, solemos cantar en nuestras liturgias. ¿Qué otra cosa es el Reino de Dios sino libertad, justicia, perdón y paz? Y ¿qué otra cosa es el espíritu cristiano sino libertad, bondad, misericordia y acogida?
A modo de ejemplo, -siempre limitado-, cuando un chico y una chica se casan, son dos personas, “tú y yo”. Pero desde su encuentro -en esa vida- surge un “nosotros”, una familia que tiene un modo, un espíritu peculiar de entender la vida, de celebrar, de trabajar.
        El espíritu de Jesús y de Dios Padre es bueno, porque entre ellos brota la bondad, que anima, consuela, hace comprender la vida...
El evangelio de hoy nos habla de la presencia del Espíritu de Jesús resucitado en la iglesia naciente. Tal espíritu confiere alegría, paz y perdón.
La lectura de los Hechos nos dice que terminaron por entenderse los que hablaban lenguas e intereses diversos. Se llenaron de un tono conciliador y de entendimiento. El mito de la Torre de Babel es lo más parecido a la lucha por el poder en una campaña electoral o en el “fuego cruzado” de los nombramientos eclesiásticos. Cuando es el espíritu es el poder, no hay quien se entienda. En Pentecostés hay un buen espíritu, un espíritu santo: amor, paz, comprensión. Por eso, se entendieron.

03.   Un texto muy significativo
Jesús no hizo nunca una campaña electoral, pero sí que en su discurso programático de Jesús, cuando comienza su tarea en Nazaret podemos ver que:
El Espíritu del Señor esta sobre mi, porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y la recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año de gracia de Dios. (Lucas 4,18-19)
         El espíritu cristiano, el espíritu de Jesús  es buena noticia (Evangelio), libertad, luz, bondad, gratuidad, alegría, paz y perdón. entendimiento y comprensión
El Espíritu de Jesús vendrá a nuestra vida personal, a nuestras parroquias, a nuestra diócesis, a las comunidades religiosas en la medida en que busquemos y vivamos en verdad (luz), libertad y en paz, respetándonos y perdonándonos; amando y buscando la verdad, respetando a “partos, medos, elamitas, vascos y españoles, blancos y negros.
El Espíritu del Señor estará entre nosotros cuando seamos capaces de respetar y cultivar con libertad y sin totalitarismos teologías diversas, plurales, la teología de la liberación y otras más clásicas, celebrando con creatividad la Eucaristía, la penitencia con absolución individual y general.
Vivir en tal estilo de Jesús es bueno, hace bien, construye nuestra vida.



04.   La persona espiritual no triunfa en esta vida.
Muchas veces no nos será fácil ni cómodo vivir conforme al Espíritu de Jesús. La persona espiritual no triunfa en esta vida: ni en el orden político, ni en el orden económico, ni en el cultural, ni en el eclesiástico. Pensemos en tantos y tantos que han amado la Verdad, la Utopía, la cultura, el Reino de Dios; pensemos en tantos y tantos que han vivido y han muerto humildemente, entregados a la misión, a la Verdad, al sindicalismo, a la ciencia; médicos entregados a su vocación y a los enfermos, humildes maestros vocacionados y entregados, religiosos y religiosas sencillos que han vivido del idealismo del Reino de Dios, padres y madres de familia que han procurado sembrar el Espíritu del Señor.
Solía decir el P. Llanos que él vivió el evangelio como un fracasado. Su esperanza fue siempre más escatológica que histórica. Mantuvo una esperanza y un espíritu fuertes entendidos simplemente el término de un deseo transcendente, una nostalgia de Dios.

04.   exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: recibid el espíritu santo.
        “Exhalar el aliento” es la misma expresión que emplea el Génesis cuando Dios inspira su hálito vital sobre el barro humano.
Entonces Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente. (Gn 2,7).
         Los humanos por nosotros mismos somos un puñado de barro. Muchas veces en la vida andamos, como los primeros discípulos, tristes, decepcionados por las mil circunstancias que nos pueden sobrevenir.
Nos hace bien vivir del espíritu, tener tono vital, “consuelo”, bondad. Necesitamos también unos ideales nobles y sanos, un espíritu bueno para llegar a ser vivientes, humanistas, creativos. Algo de todo eso es el espíritu que Dios y Cristo nos infunden. Vivimos cuando estamos impregnados de respeto, convivencia, libertad, paz
recibid espíritu santo

Oración de los fieles

+       La Torre de Babel es como una “campaña electoral” o como el poder por el poder: político, económico, eclesiástico. Pentecostés, en cambio, es entendimiento y comprensión, serenidad, paz y perdón:
¡Oh Señor, envía tu Espíritu, que renueve la faz de la tierra!

+       Muchas personas -y nosotros mismos- en ocasiones no tenemos espíritu, hálito vital; a veces vivimos sin ilusión, sin creatividad, tal vez hundidos en la tristeza, en la depresión
¡Oh Señor, envía tu Espíritu, que renueve la faz de la tierra!

+       A veces nos puede la fascinación de los malos espíritus del dinero, del consumismo, de la raza, de la patria, del placer:
¡Oh Señor, envía tu Espíritu, que renueve la faz de la tierra!

+       Que el Espíritu del Evangelio continúe alentando al obispo de Roma, Francisco, a nuestras viejas iglesias europeas y occidentales, a los cristianos que sufren persecución.
¡Oh Señor, envía tu Espíritu, que renueve la faz de la tierra!

+       Siempre han de estar presentes en nuestra oración y caridad los pobres, las misiones, los encarcelados, los enfermos y depresivos, los que viven en los bajos fondos de la alta sociedad.
¡Oh Señor, envía tu Espíritu, que renueve la faz de la tierra!

prefacio y plegaria eucarística

Nos hace bien darte gracias, Padre,
por todos los dones que nos concedes,
sobre todo por la vida.
Hoy te bendecimos por el don del Espíritu de Jesús:
Espíritu de bondad y misericordia:
su consuelo nos hace bien a todos.

Te bendecimos sobre todo por Jesucristo,
lo mejor de la humanidad:
el hombre espiritual por excelencia:
lleno de tu Espíritu desde el seno de María.

Por tu Espíritu lo condujiste al desierto.
Le impulsaste a  evangelizar a los pobres,
a liberar las conciencias de toda opresión y angustia.

Por ello proclamamos tu bondad y majestad cantando
Piztu da Kristo, alleluia, guregan dago, alleluia
Jainkoak baitu gaur Kristo piztu, alleluia!
Bere indarrez piztuko gaitu. Alleluia, alleluia.
En verdad eres bueno, Padre.
Nos has regalado tu buen Espíritu
para que vivamos en paz y en serena alegría.

Jesús nos transmitió tu Espíritu en Pascua
y nos envió para que fuésemos testigos de la paz y el perdón.

Envía tu Espíritu sobre este pan y vino
De modo que signifiquen que Cristo está presente entre nosotros.
Así nos enseñó a hacerlo.
la víspera de su pasió n, sentado a la mesa

Padre, conmemoramos con gratitud
la muerte del Señor Jesús,
su Ascensión y el envío de tu Espíritu.
Esperamos que terminaremos en Ti.

Unidos a tantos santos y mártires,
que seamos testigos de Cristo en la vida,
nos unimos en la fe a
San Ignacio de Loiola y San Francisco Xabier
Santa Juan Lestonnac,
Dietrich Bonhoeffer
Ignacio Ellacuría y sus compañeros mártires,
Oscar Romero,
a los mártires de las Iglesias perseguidas en estos momentos.

Recordamos también las misiones

Que el Espíritu cristiano nos ayude a descubrir al Señor
en la ciencia, en la cultura, en el trabajo y en la técnica,
en la música y en la poesía,
en todo aquello en que el hombre y el Espíritu preparan
hasta que surjan los nuevos cielos y la nueva tierra.
Por JesuCristo Nuestro Señor. Amén

nos preparamos ala comunión
señor jesucristo, te damos gracias porque nos dejaste tu espíritu, que nos alienta e infunde esperanza en la vida.
No mires nuestros desalientos y la no acogida del Viento de libertad del espíritu.
Que Él nos haga ser audaces e intrépidos trabajadores de la verdad, de la justicia, de la paz y de la libertad.
Tú, cuyo Espíritu vive y crea vida por siempre. Amén.



acción de gracias

Te damos gracias Padre, Dios creador,                   
porque ya desde la creación
nos infundiste tu aliento vital                                    Génesis 2,7

¡aleluya, Amén!

Te damos gracias, Padre,
porque, aunque hablamos y tenemos idiomas e ideologías diversas,
nos entendemos por tu Espíritu.                              Hechos 2

¡aleluya, Amén!
Te damos gracias, Dios de la vida,
por la paz y serenidad
que nos infunde tu Espíritu                             Juan 20

¡aleluya, Amén!



Escucha hermano la canción de la alegría,
el canto alegre del que espera un nuevo día.

Ven, canta, sueña cantando, vive soñando un nuevo sol
en que los hombres volverán a ser hermanos.

Si en tu camino sólo existe la tristeza
y el llanto amargo de la soledad completa.




[1] los que somos de mayo del 68´, le llamamos utopía.


DOMINGO TRINIDAD

1
Trinidad: el Dios vivo del amor.
El Dios crucificado de la compasión, el Dios liberador de la vida,
Dios en femenino,
el Dios que rompe las cadenas, la compañía del Dios de la fiesta.
 Presencia cálida.
Corazón amante.
Palabra reveladora.
Bondad transformadora.
Espíritu creador en un mundo en evolución.
José Arregi
Texto: Juan 16, 12-15. Fiesta de la Trinidad. 26 mayo 2013.
Comentarios y presentación: Asun Gutiérrez Cabriada.
Música: Jesús Guridi. Díez melodías vascas: Amorosa.

2

Entiende la Trinidad
quien ofrece amistad,
quien construye humanidad,
quien cultiva el perdón,
quien promueve solidaridad,
quien lucha por la justicia,
quien acompaña en procesos de liberación,
quien no vive para sí mism@,
quien se gasta por l@s demás,
quien es capaz de dar vida
y dar la vida.

3
Tendría que deciros muchas más cosas, pero no podríais entenderlas ahora. Cuando venga el Espíritu de la verdad, os iluminará para que podáis entender la verdad completa.

El Espíritu ilumina para que vayamos entendiendo, de forma continua y
progresiva, “la verdad completa” de la palabra y la vida de Jesús. Nos ayuda a recordar, recrear, entender, profundizar, interpretar, actualizar... las palabras, los gestos y  los signos de Jesús. Para que los hagamos vida.
Considerarse en posesión de la verdad completa es no escuchar al Espíritu, manipular a Dios y tergiversar el mensaje, la recomendación y la misión de Jesús.

4
Él no hablará por su cuenta, sino que dirá únicamente lo que ha oído, y os anunciará las cosas venideras. Él me glorificará, porque todo lo que os dé a conocer,
lo recibirá de mí.


El Espíritu no habla por su cuenta y al margen de Jesús; hace vivo, aquí y ahora,
el mensaje que el Padre encomendó a Jesús.
Nosotr@s tampoco hemos de hablar por nuestra cuenta,
sino estar atent@s y abiert@s a la vida, a la historia 
y a la voz del Espíritu que la interpreta.
El Espíritu, memoria viva de Jesús, hace que seamos colaborador@s  activ@s
del proyecto liberador de Dios, siempre a favor del ser humano.


5
Todo lo que tiene el Padre, es mío también; por eso os he dicho que todo lo que el Espíritu os dé a conocer, lo recibirá de mí.

Celebrar la Trinidad no es tratar de explicar o entender un embrollo teológico.
Es descubrir con alegría que estamos hech@s a imagen y semejanza de un Dios que es don total, apoyo, apertura, diálogo y comunicación permanente, vida y amor compartidos y, por eso, nos sentimos llamad@s a buscar nuestra verdadera felicidad en el compartir y en la solidaridad.
Nos invita e impulsa a implicarnos en la tarea de vivir desde la relación, desde la comunión, desde un amor que, haciéndonos más human@s, nos diviniza.

6

CREO


Yo creo en un Dios.
En ABBÁ, como creía Jesús.
Yo creo que el Todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra,
es como mi madre y puedo fiarme de Él.
Lo creo porque así lo he visto en Jesús, que se sentía Hijo.
Yo creo que Abbá no está lejos sino cerca, al lado, dentro de mí.
Creo sentir su Aliento como una brisa suave que me anima
y me hace más fácil caminar.
Creo que Jesús, más aún que un hombre,
es enviado, mensajero.
Creo que sus palabras son palabras de Abbá.
Creo que sus acciones son mensaje de Abbá.
Creo que puedo llamar a Jesús
la Palabra presente entre nosotros. 
 Yo sólo creo en un Dios,
que es Padre, Palabra y Viento,
porque creo en Jesús, el Hijo,
el hombre lleno del Espíritu de Abbá. 
José Enrique Galarreta.



26 de mayo de 2013
Santísima Trinidad (C)
Juan 16, 12-15

MISTERIO DE BONDAD

            A lo largo de los siglos, los teólogos se han esforzado por investigar el misterio de Dios ahondando conceptualmente en su naturaleza y exponiendo sus conclusiones con diferentes lenguajes. Pero, con frecuencia, nuestras palabras esconden su misterio más que revelarlo. Jesús no habla mucho de Dios. Nos ofrece sencillamente su experiencia.
            A Dios Jesús lo llama “Padre” y lo experimenta como un misterio de bondad. Lo vive como una Presencia buena que bendice la vida y atrae a sus hijos e hijas a luchar contra lo que hace daño al ser humano. Para él, ese misterio último de la realidad que los creyentes llamamos “Dios” es una Presencia cercana y amistosa que está abriéndose camino en el mundo para construir, con nosotros y junto a nosotros, una vida más humana.
            Jesús no separa nunca a ese Padre de su proyecto de transformar el mundo. No puede pensar en él como alguien encerrado en su misterio insondable, de espaldas al sufrimiento de sus hijos e hijas. Por eso, pide a sus seguidores abrirse al misterio de ese Dios, creer en la Buena Noticia de su proyecto, unirnos a él para trabajar por un mundo más justo y dichoso para todos, y buscar siempre que su justicia, su verdad y su paz reinen cada vez más en entre nosotros.
            Por otra parte, Jesús se experimenta a sí mismo como “Hijo” de ese Dios, nacido para impulsar en la tierra el proyecto humanizador del Padre y para llevarlo a su plenitud definitiva por encima incluso de la muerte. Por eso, busca en todo momento lo que quiere el Padre. Su fidelidad a él lo conduce a buscar siempre el bien de sus hijos e hijas. Su pasión por Dios se traduce en compasión por todos los que sufren.
            Por eso, la existencia entera de Jesús, el Hijo de Dios, consiste en curar la vida y aliviar el sufrimiento, defender a las víctimas y reclamar para ellas justicia, sembrar gestos de bondad, y ofrecer a todos la misericordia y el perdón gratuito de Dios: la salvación que viene del Padre.
            Por último, Jesús actúa siempre impulsado por el “Espíritu” de Dios. Es el amor del Padre el que lo envía a anunciar a los pobres la Buena Noticia de su proyecto salvador. Es el aliento de Dios el que lo mueve a curar la vida. Es su fuerza salvadora la que se manifiesta en toda su trayectoria profética.
            Este Espíritu no se apagará en el mundo cuando Jesús se ausente. Él mismo lo promete así a sus discípulos. La fuerza del Espíritu los hará testigos de Jesús, Hijo de Dios, y colaboradores del proyecto salvador del Padre. Así vivimos los cristianos prácticamente el misterio de la Trinidad.
José Antonio Pagola

Enlaces interesantes


http://www.vatican.va/auguri-francesco/sp/index.html


Estimados amigos,

La semana que viene, si Dios quiere, dedicaré un par de entradas del blog a presentar un resumen de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, "La alegría del Evangelio", del papa Francisco. Por si a alguien le interesa, envío estas cuatro páginas en las que resumo este interesante documento, que tanto bien puede hacer a la Iglesia. Adjunto el documento en word por si a alguien le interesa imprimirlo.

La exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”
P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.

La exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” (“La alegría del Evangelio”) no es un documento cualquiera. El mismo papa afirma que es un programa de actuación para el futuro de la Iglesia: “No ignoro que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados. No obstante, destaco que lo que trataré de expresar aquí tiene un sentido programático y consecuencias importantes” (n. 25). Él es consciente de que “la humanidad vive en este momento un giro histórico” (n. 52), por lo que ya no sirven algunas propuestas que en otro tiempo fueron válidas. Por eso nos invita a “abandonar el cómodo criterio pastoral del «siempre se ha hecho así». Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades” (n. 33). Antes de estudiar los retos concretos de la Iglesia contemporánea y las propuestas de futuro, el papa desarrolla tres ideas principales:

La primera es una que me gusta mucho repetir desde hace años y que me dio mucha alegría encontrar en este escrito del papa Francisco: El cristianismo no es en primer lugar una lista de doctrinas que aprender ni una serie de normas morales que cumplir ni un conjunto de ceremonias en las que participar. Ante todo, el cristianismo es el encuentro con Jesús de Nazaret, que está vivo y ofrece plenitud de vida y salvación a los creyentes. Esto es lo más urgente y prioritario. Lo demás viene después. Cuatro breves citas lo explican:

"Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso". (n. 3)

"No me cansaré de repetir aquellas palabras de Benedicto XVI que nos llevan al centro del Evangelio: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva»". (n. 7)

"Su centro y esencia [del anuncio cristiano] es siempre el mismo: el Dios que manifestó su amor inmenso en Cristo muerto y resucitado". (n. 11)

"Todas las verdades reveladas proceden de la misma fuente divina y son creídas con la misma fe, pero algunas de ellas son más importantes por expresar más directamente el corazón del Evangelio. En este núcleo fundamental lo que resplandece es la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado". (n. 36)

La segunda es que el encuentro con Cristo es fuente de la verdadera alegría y lleva nuestra existencia a una plenitud que nos desborda. Él no nos quita nada. Al contrario, nos da todo. Recojo tres breves citas que aclaran esta afirmación:

“La alegría del evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”. (n. 1)

“Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. […] Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de perdonar. […] Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría”. (n. 3)

“Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero”. (n. 8)

La tercera es que quien se ha encontrado con Cristo se siente necesariamente impulsado a compartir con los demás lo que le hace feliz. Todo cristiano verdadero es evangelizador, misionero. Es la idea más desarrollada, pero la acompaño solo de dos citas:

“Si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros?” (n. 8)

“El bien siempre tiende a comunicarse. Toda experiencia auténtica de verdad y de belleza busca por sí misma su expansión, y cualquier persona que viva una profunda liberación adquiere mayor sensibilidad ante las necesidades de los demás. Comunicándolo, el bien se arraiga y se desarrolla. Por eso, quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro camino más que reconocer al otro y buscar su bien. No deberían asombrarnos entonces algunas expresiones de san Pablo: «El amor de Cristo nos apremia» (2Cor 5,14); «¡Ay de mí si no anunciara el Evangelio!» (1Cor 9,16)”. (n. 9)

A partir de aquí el papa habla de la necesaria renovación de la Iglesia (de las parroquias, de las diócesis y del mismo papado), analiza los retos de la sociedad contemporánea y propone líneas de actuación (como la mayor participación de los laicos y el acceso de mujeres a puestos de responsabilidad). Después de una presentación general del argumento, en el capítulo segundo habla de “algunos desafíos del mundo actual” y de las “tentaciones de los agentes pastorales”. El capítulo tercero trata concretamente del anuncio del evangelio, que corresponde a todos los cristianos, y se detiene en los contenidos y formas que deberían tener las homilías y las catequesis, así como en la importancia de la piedad popular. El capítulo cuarto trata de “La dimensión social de la evangelización” y el quinto desarrolla una espiritualidad de la misión, aunque el mismo papa aclara que ese capítulo no es un tratado completo de espiritualidad cristiana ni se detiene en todos sus contenidos, sino solo en algunos que él considera fundamentales: «En este último capítulo no ofreceré una síntesis de la espiritualidad cristiana, ni desarrollaré grandes temas como la oración, la adoración eucarística o la celebración de la fe, sobre los cuales tenemos ya valiosos textos magisteriales y célebres escritos de grandes autores. No pretendo reemplazar ni superar tanta riqueza. Simplemente propondré algunas reflexiones acerca del espíritu de la nueva evangelización». (n. 260)

En esta exhortación podemos encontrar los argumentos que más repite el papa Bergoglio en sus intervenciones, especialmente la invitación a redescubrir que «Dios no se cansa de perdonar» y que la misericordia es «la más grande de las virtudes»; por lo que nos invita a convertirnos en «misioneros de la ternura de Dios», evitando que en la predicación se oscurezca el mensaje de amor del Evangelio por insistir solo en «algunos acentos doctrinales o morales» que son secundarios. El papa nos recuerda la urgencia de abrir las puertas de la Iglesia para «salir hacia los demás» y llegar a «las periferias humanas» de nuestro tiempo, tocando «la carne de Cristo» en sus miembros sufrientes.

La exhortación hace un fuerte juicio sobre los actuales órdenes económico-financieros mundiales, que multiplican las desigualdades y la exclusión social, llegando a decir que «esa economía mata» y denunciando «la idolatría del dinero» y «la cultura del descarte» (que hace que las personas más débiles acaben excluidas de la vida social). También habla del necesario respeto por cada ser humano y por la naturaleza, del trabajo por la paz y el diálogo, subrayando la importancia del desarrollo integral de los más necesitados: «Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica». (n. 198)

El núcleo central del documento está dedicado a la actividad misionera y evangelizadora, que es tarea de todos los cristianos, invitándonos a entregarnos con entusiasmo, superando las «divisiones, envidias y celos», la «acedia egoísta», el «pesimismo estéril» y la «mundanidad espiritual».

En el capítulo cinco trata de la espiritualidad de la misión. No de la espiritualidad de «los misioneros», sino de la espiritualidad de «la misión», que debe caracterizar a todo cristiano, independientemente de su vocación concreta o de su estado civil. Los puntos fundamentales son seis: nuestra relación con Cristo, la fuerza de la fe, la indisoluble unidad entre oración y actividad, la dimensión apostólica de la oración, el gozo de sentirnos parte del pueblo de Dios y la ejemplaridad de la Virgen María.

Nuestra relación con Cristo. Ante todo, el papa recuerda que «solo nos salva el encuentro personal con el amor de Jesús», por lo que continuamente tenemos que poner nuestra mirada en Él, estudiando su vida, revistiéndonos de sus sentimientos, ya que solo Él puede dar respuesta a los deseos más profundos del ser humano: «Toda la vida de Jesús, su forma de tratar a los pobres, sus gestos, su coherencia, su generosidad cotidiana y sencilla, y finalmente su entrega total, todo es precioso y le habla a la propia vida. Cada vez que uno vuelve a descubrirlo, se convence de que eso mismo es lo que los demás necesitan, aunque no lo reconozcan. […] El entusiasmo evangelizador se fundamenta en esta convicción. Tenemos un tesoro de vida y de amor que es lo que no puede engañar, el mensaje que no puede manipular ni desilusionar. Es una respuesta que cae en lo más hondo del ser humano y que puede sostenerlo y elevarlo. Es la verdad que no pasa de moda porque es capaz de penetrar allí donde nada más puede llegar.Nuestra tristeza infinita solo se cura con un infinito amor» (n. 265).

La fuerza de la fe. El papa recuerda en varias ocasiones que Jesús no es un personaje del pasado, sino que está vivo y sigue actuando de una manera misteriosa, pero real, por la fuerza del Espíritu Santo, que renueva continuamente a su Iglesia y transforma los males en bienes, aunque es plenamente consciente de que eso no se ve fácilmente, por lo que hay que vivirlo en la fe: «Tal fecundidad es muchas veces invisible, inaferrable, no puede ser contabilizada. Uno sabe bien que su vida dará frutos, pero sin pretender saber cómo, ni dónde, ni cuándo. Tiene la seguridad de que no se pierde ninguno de sus trabajos realizados con amor, no se pierde ninguna de sus preocupaciones sinceras por los demás, no se pierde ningún acto de amor a Dios, no se pierde ningún cansancio generoso, no se pierde ninguna dolorosa paciencia» (n. 279).

La indisoluble unidad entre oración y actividad. También recuerda que Marta y María siempre deben caminar de la mano, que no se deben separar la oración y el trabajo, la mística y el empeño por construir un mundo más justo: «Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan. Desde el punto de vista de la evangelización, no sirven ni las propuestas místicas sin un fuerte compromiso social y misionero, ni los discursos y praxis sociales o pastorales sin una espiritualidad que transforme el corazón» (n. 262).

La dimensión apostólica de la oración. Un hombre tan devoto de santa Teresita no podía olvidar este elemento tan importante de la espiritualidad cristiana. Él lo titula «La fuerza misionera de la intercesión», y afirma que «interceder no nos aparta de la verdadera contemplación, porque la contemplación que deja fuera a los demás es un engaño» (n. 281).

El gozo de sentirnos parte del pueblo de Dios: Este es un tema muy original de este papa, que insiste en que «el pastor debe tener olor a oveja». No se trata solo de servir al pueblo de Dios, sino de sentirnos gozosamente parte de ese pueblo: «Para ser evangelizadores de alma también hace falta desarrollar el gusto espiritual de estar cerca de la vida de la gente, hasta el punto de descubrir que eso es fuente de un gozo superior. La misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, una pasión por su pueblo» (n. 268). El modelo es Jesús mismo, que quiso hacerse una cosa sola con sus hermanos: «Cautivados por ese modelo, deseamos integrarnos a fondo en la sociedad, compartimos la vida con todos, escuchamos sus inquietudes, colaboramos material y espiritualmente con ellos en sus necesidades, nos alegramos con los que están alegres, lloramos con los que lloran y nos comprometemos en la construcción de un mundo nuevo, codo a codo con los demás. Pero no por obligación, no como un peso que nos desgasta, sino como una opción personal que nos llena de alegría y nos otorga identidad» (n. 269).

La ejemplaridad de la Virgen María: el papa no se limita a concluir con una referencia o una invocación a María, como se hace normalmente en este tipo de documentos, sino que aprovecha para recordarnos que ella es el gran regalo de Jesús a su pueblo, modelo de fe y de esperanza, que nos ayuda «a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño» (n. 288).Y cita las palabras de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego: «No se turbe tu corazón. ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?» (n. 286).



En proceso de mejora...que no se puede leer bien con el fondo...
disculpen las molestias...







No hay comentarios:

Publicar un comentario